Gracias Tomas Gloria Requena por tu apoyo a la niñez
Pasar el día de los niños en una comunidad que se ubica por la Sierra de las Grandes Montañas a cinco horas de la Ciudad de las Flores. En un bello pueblito rodeado del verdor de nuestra madre naturaleza, perteneciente al municipio de los Reyes y conocido como Totolinga Cuacaballo. Donde los pequeñines hablan el náhuatl y español, la pobreza y la falta de atención médica es una prioridad así como la necesidad de agua y de caminos es necesaria. Donde los niños llegar a conocer la ciudad de Zongolica solo cuando llegan a ser grandes y por necesidad trabajan de jornaleros, de peones o empleados en algún negocio.
Ahí en un pequeño espacio de las montañas se encuentra la Primaria Rural Francisco I. Madero, lugar sede para festejar el Día del Niño con otros educandos de escuelas multigrados como son la escuela Patria de Ahuatepec, Manuel C. Tello de Cihuateo y Candido Jaramillo de Ocotepec. A ese lugar llegó el maestro Ángel Luís y la maestra Nadia a dar clases desde hace dos años. Comentaban que cuando llegaron los niños ni hablaban con los maestros ni los padres eran participativos.
Ha pasado el tiempo y por primera vez se realizó el día del niño de manera conjunta en esta comunidad. Participaron jóvenes del Tecnológico de Zongolica con concursos, juegos, helados que repartieron y juguetes que dieron, el Sindico de los Reyes también cooperación así como su servidor con unos trescientos juguetes aproximadamente para todos los niños.
Algo que es digno de destacar fue un concurso que hicieron los payasos donde el niño que manejara un triciclo y no se saliera de la línea de la cancha se lo ganaba. Pasaron varios niños y nada y la emoción crecía, entonces llamaron a un pequeño que estaba descalzo y con su pantaloncito arremangado, muy humilde, huérfano de mama y con papa alcohólico. Cuando tomo el triciclo hacia el esfuerzo por manejarlo, ya que jamás había sentido unos pedales, pero en eso los payasos lo impulsaron y guiaron y fue así que ganó el premio y posteriormente también unos zapatos.
La magia de las sonrisas alegres, los brinca brinca, el correr de los niños y su gritar de una manera tan libre y abierta, la asistencia de los padres de los pequeños que estuvieron desde otras comunidades hacían que Totolinga Cuacaballo estuviera en una gran fiesta. La participación de todos dio un giro y la interculturalidad se hizo presente en el reconocimiento de otros seres hermosos que estuvieron conviviendo y compartiendo sus alimentos y momentos agradables en la escuelita Francisco I Madero.
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