Graduaciòn de pequeños de Palapa

por Fernando Hernàndez Flores


El 27 de junio de 2005 asistí a un evento que se realizó en la comunidad de Palapa. Este bello pueblo cuenta con unos 400 habitantes aproximadamente, y en él aún prevalece la lengua náhuatl -el náhuatl del sur- y algunas costumbres que en sí tienen demasiado contenido axiológico. Zongolica encierra un sin fin de secretos y uno de ellos es Palapa. Lugar cerca del cielo, donde las montañas de la Sierra Madre Oriental forman un terciopelo hermosísimo con un verde intenso, muy lleno de vida y esperanza. Aún se encuentran vestigios de pirámides que existieron y muestra de ello son sus huellas arqueológicas.
Regresemos al tema, que en esta ocasión fue la graduación de los pequeños del Jardín de Niños “Tonalmeyotzintli” -que significa Rayito del Sol- y de la primaria “Enrique C. Rèbsamen”. Pero para su realización tuvieron que pasar varias cosas, por lo que en este breve espacio comentaré parte de lo sucedido.
Salí el domingo a las seis de la mañana de la Ciudad de las Flores para Orizaba y llegue casi al mediodía. Después esperé a unos compañeros maestros que venían del Distrito Federal. Tan pronto llegaron los acompañé para que desayunaran y salimos de Orizaba para Zongolica a las dos de la tarde. A las tres y media estábamos en Zongolica. Ahí nos esperaba la maestra Ariadna Berenice, asesora técnica de la Zona Escolar 024. Ese día la lluvia no dejaba de calmarse, por lo que no pudimos disfrutar del mercado que se pone los domingos. Fuimos a hospedarnos a un hotel y más tarde fue otra vez Ari a traernos para llevarnos a comer a su casa. Cuando íbamos caminando rumbo a su hogar, observamos que estábamos rodeados por montañas, mientras la maestra nos comentaba la historia del Cristo del Recuerdo, a quien tienen mucha devoción los habitantes de Zongolica, y en otro momento, si gustan se los narro.
En su casa nos recibieron sus padres, dos maestros jubilas, quienes por cierto fueron los pioneros de la primaria de Palapa, cuando a ellos les correspondió caminar varias horas subiendo las montañas; ya sea lloviendo o con el intenso calor. Entonces el maestro tuvo que hacer varias gestiones para que su escuela, que era de madera, se convirtiera en concreto; y que por azahares del destino en la actualidad su hijo, el maestro Ángel Luís Contreras Pale es el director de la misma, atendiendo quinto y sexto grado; su esposa la maestra Nadia Maritza Monroy Méndez atiende primero y segundo grado, y el maestro Sergio A. Muñoz Hernández atiende tercero y cuarto.
José Francisco Lara Torres, director de Diseño y Apoyo a las Innovaciones Educativas de la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe, y Heriberto Rodríguez, asesor fotógrafo especial de la CGEIB dispusieron a entrevistar a las personas de esa “casa magisterial”. Comenzaron a platicar un poco sobre la historia de la Bandera Sira, que tiene su origen gracias a un ave conocida como “Cuauhtototl”; la cual posee los tres colores de la bandera, verde, blanco y rojo. Hasta hay un libro donde se explica la historia de la Bandera Sira, cuyo autor es Honorio Contreras Pavia. Disfrutamos de un café, mientras transcurría la entrevista, y al final el maestro Ángel Luís mencionó que su escuela está participando en el Programa de Educación Intercultural para Primarias Generales que atienden a Población Indígena, y que por lo tanto se siente comprometido con el enfoque intercultural. Esa misma tarde nos pusimos de acuerdo para ir al otro día a Palapa.
A las siete de la mañana, siendo lunes salimos rumbo a ese lugar. La lluvia no se aplacaba y como a las ocho de la mañana ya estábamos en la primaria. Entonces un padre de familia que ahí se encontraba hizo un rito para pedir a la madre tierra y a Jesucristo que lluvia desapareciera y que los niños disfrutaran de su fiesta. Siete cruces de ceniza en total fueron y al momento de poner cada una de ellas, una oración en náhuatl el señor hacía. Todo ello lo grabó Francisco, mientras con un paraguas su servidor lo acompañaba para proteger la herramienta de trabajo. Fue grande la sorpresa porque no pasaron ni diez minutos cuando de pronto la lluvia cesó el Rayito de Sol se asomó como diciéndonos, adelante ya comiencen el programa. Desayunamos en un aula un texmole sabrosísimo que las madres de familia prepararon en la cocina de la escuela. Cerca de las diez llegó el padre para hacer la misa para los niños y rápido una señora le avisó al director. A la iglesia la adornaron con flores, uñas de gato y hojas sueltas sobre el piso que brindaban un aroma agradable. Antes de empezar la misa, al padre lo cubrieron con inciensos y le pusieron una corona de flores y otras sobre sus hombros. La misa terminó y nos dispusimos a presenciar el evento principal.
Entre los invitados especiales estaban Francisco Lara como representante de la maestra Sylvia Schmelkes del Valle, el Alcalde de Zongolica, el Supervisor Manuel López Vázquez, Heriberto Rodríguez y el cronista de Zongolica, Honorio Contreras, entre otros más. El acto cívico inició con la entrega de la Bandera de los niños de sexto a los de quinto. El Juramento a la Bandera y el Himno se declamaron, cediendo el paso al acto social. Entre baile norteño y jarocho, rondas y palabras de despedida se fue desglosando el programa, donde los niños se vestían con trajes típicos y descalzos para interpretar un baile regional.
Para terminar, a cada niño le fueron pasando lista para que pasara al presìdium junto con su padrino o madrina a recoger su constancia, donde se certificaba que sus estudios de Jardín o de nivel Primaria habían concluido. En los ojos de cada pequeño se reflejaba una sonrisa sincera y una intensa emoción brotaban de sus corazones. El motivo esencial era que por fin egresaban y en ese instante recibirían sus documentos. Los mariachis también los acompañaban con las fanfarrias y con canciones muy mexicanas, y de pago a los músicos solo les dieron sus sagrados alimentos. Asistió mucha gente al evento y a todos se les dio mole, arroz y frijoles fritos. Alimento había en abundancia y el pastel no podía faltar al final como postre. Todo salió tan bien que los visitantes quedamos con muchas ganas de regresar. Por lo que, al momento de salir de Palapa les dije, mil gracias por todo, me despido de ustedes, porque tengo que irme para Xalapa.