Atender los asuntos indigenas

por Fernando Hernández Flores


En nuestro país, los habitantes de los 63 grupos indígenas –que comprende a más de 10 millones de mexicanos- son quienes se encuentran en mayor desatención, marginación, viviendo la pobreza y extrema pobreza.
La lucha porque al indígena se le reconozca en la Constitución, en las Leyes y Normas que rigen las dependencias y organizaciones no gubernamentales ha dado buenos pasos. La lucha porque a los indígenas lleguen los programas sociales ha necesitado de líderes naturales –que nacen o van surgiendo en algunos momentos- comprometidos con la niñez, juventud, mujeres y adultos, pero sobre todo preocupados por servir de una manera correcta a los indígenas.
En Veracruz, contamos con 12 grupos que hablan lenguas indígenas ubicados desde la Región Huasteca, Totonaca y Olmeca. Veracruz es un Estado multicultural, diverso y con grandes bellezas naturales, étnicas, culturales y ancestrales.
Nuestros hermanos tepehuas, otomíes, tènek, totonacos, chinantecos, popolucas y nahuas, entre otros, están pasando por problemas de carácter económico, que puede ser desde tener un enfermo que requiera atención médica urgente, tener un hijo o hija que desee estudiar la preparatoria o la universidad, tener a gran parte de la familia en el extranjero o en situación migratoria, tener a alguien en la cárcel porque cometió un supuesto delito -que puede ser desde hacer de sus necesidades fisiológicas en la calle, robarse una gallina, un puerco o unos pesos, etcétera-, tener tierras con su producto hasta el tope pero no tener quien se lo compre, tener artesanías, vestuario de manta o contar con la medicina tradicional, pero no tener comercialización, hablar una lengua indígena y no ser atendido por eso, porque es indígena, tener hambre mientras otros alimentan muy bien hasta sus propios animales. ¿Acaso esto es justo? ¿Acaso el indígena no es mexicano?
Estos ejemplos de la vida diaria como muchos más, son asuntos indígenas que necesitan ser atendidos y que el gobierno federal, estatal y municipal debe dar respuesta. El recurso destinado a los programas de atención a los grupos vulnerables y a los indígenas muchas veces no se canaliza como debiere porque el último en enterarse de ello, es el mismo indígena. Quizás pasa que algunos programas se destinan a quien no debe ser y la persona que lo necesita ni su luz ni su apoyo. Es una prioridad atender los asuntos indígenas, por lo que, lo poco que se pueda hacer en nuestras andanzas interculturales, el pueblo mismo se dará cuenta de ello.